sábado, 7 de enero de 2023

Películas favoritas de 2022

 

1. Sin novedad en el frente (Alemania y Estados Unidos, 2022), de Edward Berger.

2. Drive My Car (Japón, 2021), de Ryûsuke Hamaguchi.

3. Argentina, 1985 (Argentina y Estados Unidos, 2022), de Santiago Mitre.

4. Top Gun: Maverick (Estados Unidos, 2022), de Joseph Kosinski.

5. Pinocho de Guillermo del Toro (Estados Unidos y México, 2022), de Guillermo del Toro y Mark Gustafson.

6. El callejón de las almas perdidas (Estados Unidos, 2021), de Guillermo del Toro.

7. The Batman (Estados Unidos, 2022), de Matt Reeves

Mi lista de 2021, la cual conduce a listas de años previos (desde 2011). Defino una "película del año t" como una película estrenada comercialmente en México en salas de cine o plataformas de Internet, o presentada en salas de cines en alguna muestra o foro, en el año t.


viernes, 15 de julio de 2022

Alvin Roth sobre mercado y sociedad


Alvin Roth, ganador del Premio Nobel de Economía 2022, en su libro Who Gets What - and Why. The New Economics of Matchmaking and Market Design, sobre la relación entre mercados y sociedades señala que (p. 167):

And if  there's a thing we're learned about flawed markets, it's that people flee from them, either phisycally or by restoring back channels or black markets. Either way, flawed markets can undermine not just communities but whole nations. The Berlin Wall was a monument to that fact.  

Lo anterior lo resumiría así: si quieres conocer una sociedad, observa sus mercados.

Los conceptos de transacciones "repugnantes" y "protegidas" pueden servir para ilustrar esta idea. De acuerdo con Roth, en una transacción repugnante algunas personas quieren participar, pero otras la objetan a pesar de que dicha transacción no las afectan directamente. Por ejemplo, el consumo de carne de caballo en California, Estados Unidos, o el intercambio de órganos humanos. Otro ejemplo que se me ocurre es la prohibición de hace muchos años de prestar dinero a cambio de pagar un interés o, más recientemente, contratar seguros. En cambio, en una transacción protegida muchas personas están dispuestas a promoverla o a proteger el derecho de otros a participar en ella, incluso aunque no les interesa tomar parte. Los pequeños negocios entran en esta categoría cuando los contribuyentes están dispuestos a subsidiarlos a fin de que no desaparezcan ante la competencia de grandes empresas. El activismo que realizan algunas personas o grupos para evitar que algunas transacciones sean prohibidas, como el consumo de algunas drogas, también podrían entrar en esta categoría.

A través de las transacciones repugnantes y protegidas, los mercados revelan los valores, creencias y deseos de las personas que pertenecen a una comunidad. La condición de repugnancia de las transacciones cambian de acuerdo al lugar, poniendo de manifiesto cómo las sociedades varían entre sí. La repugnancia puede mantenerse durante mucho tiempo y, de repente, desaparecer, evidenciando que las sociedades se transforman.

[Este libro tiene traducción al español bajo el título de Quién obtiene qué y por qué: La nueva economía del diseño de mercados.]

domingo, 12 de junio de 2022

Una década sin Elinor Ostrom


Justo a 10 años del fallecimiento de Elinor Ostrom (7 de agosto de 1933-12 de junio de 2012), la primera mujer galardonada con el Premio Nobel de Economía, vale la pena recordar que nunca obtuvo un doctorado en Economía, aunque alguna vez lo intentó. Ella llegó a contar que al buscar ser admitida en el doctorado (Ph.D.) del Departamento de Economía de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), fue desalentada puesto que no había tomado suficientes cursos de matemáticas. Como una mujer, previamente la habían aconsejado a no tomar cursos más allá de álgebra y geometría en el bachillerato (high school). El Departamento de Ciencias Políticas de UCLA también tuvo sus reservas en admitir a una mujer a su programa de doctorado, pero finalmente le dieron una oportunidad. Como sea, Ostrom no necesitó un doctorado en Economía para hacer contribuciones importantes no únicamente a la disciplina económica, sino a otras ciencias sociales.

Para describir algunas de sus contribuciones más relevantes, me enfocaré en su libro más famoso: El gobierno de los bienes comunes. La evolución de las instituciones de acción colectiva. Aquí, a un nivel particular, la contribución de Ostrom puede entenderse como una investigación que llevó a una mejor comprensión de los problemas que entrañan el manejo y la conservación de los recursos naturales. Ella se concentró en un tipo específico de recursos naturales: los de uso común o colectivo, los cuales se caracterizan por ser escasos, su utilización por un individuo excluye a los demás de su aprovechamiento y es complicado establecer derechos de propiedad individual bien definidos. Los bosques, lagos y praderas de los cuales leñadores, pescadores o granjeros obtiene beneficios individuales son ejemplos de bienes comunes susceptibles de ser explotados en exceso.

Previo al trabajo de Ostrom, el biólogo Garrett Hardin había concluido que las iniciativas colectivas por racionalizar los recursos naturales de uso común tendrían como único resultado su uso irracional; es decir, serían sobreexplotados. Teóricamente, la conclusión de que los usuarios de recursos de uso común tienen incentivos privados insuperables para actuar en detrimento de los intereses colectivos se basaba en la tragedia de los bienes comunes, el juego del dilema del prisionero y la lógica de la acción colectiva. Derivado de ello, la mayoría de los analistas coincidían en que el único camino era centralizar la propiedad de los recursos naturales, pero con recomendaciones en sentidos opuestos. En uno, se proponía estatizar de tal manera que los gobiernos se encargaran de controlar los recursos naturales. En el otro, se sugería privatizarlos estableciendo derechos de propiedad bien definidos. Ostrom, cuestionando el énfasis puesto en la propiedad de los recursos naturales, planteó otra opción consistente en que los involucrados retuvieran los recursos y, de manera cooperativa, establecieran su propio sistema de gobierno sobre ellos. Es decir, establecer instituciones de acción cooperativa.

Vale la pena explicar la metodología de Ostrom, ya que es poco común a la que predomina en las investigaciones económicas. Consistió, primero, en estudiar detalladamente un conjunto amplio de casos (tanto de éxitos como de fracasos) de gestión de diversos recursos naturales de uso común; luego, en hacer inferencias que se pudieran aplicar a la generalidad y, finalmente, en plantear una teoría de las acciones colectivas. Con base en lo anterior, Ostrom identificó el principal problema de las estatizaciones y privatizaciones fallidas: condiciones imposibles de cumplir en la práctica. Por una parte, las estatizaciones ideales requieren que la autoridad tenga suficiente información sobre las condiciones del recurso natural y el comportamiento de los usuarios, a fin de supervisar y sancionar correctamente. Por la otra, las privatizaciones ideales parten del supuesto de que establecer derechos de propiedad por sí mismo es suficiente para asegurar la buena administración de los recursos, sin considerar que en muchos casos la forma de establecerlos no es obvia ni trivial. Por ejemplo, ¿tiene sentido fraccionar un lago?

Cuando estudio los casos en los que los recursos naturales declinaron a pesar de que estuvieron involucradas instituciones de acción colectiva, Ostrom encontró la clave de los sistemas exitosos de gestión de los recursos de uso común: la participación de los involucrados, la cual favorece establecer reglas y normas duraderas que faciliten la supervisión y resolución de conflictos. Así, mediante el análisis comparativo entre los casos fallidos y los exitosos, Ostrom abrió la discusión sobre otras opciones institucionales, en las que los usuarios establecen contratos o reglas del juego que favorecen la cooperación para el uso racional y sustentable de los recursos.

Me gustaría replantear estas contribuciones de Ostrom a un nivel más general: logró una mejor comprensión de las características que deben tener las instituciones que favorecen la cooperación entre individuos para lograr mejores resultados económicos y, al hacerlo, proporcionó elementos teóricos y empíricos para ampliar el conjunto de soluciones factibles a los problemas de manejo de recursos. Lejos de creer que las instituciones de acción colectiva constituían una panacea, Ostrom documentó casos en los que estatizaciones y privatizaciones han dado buenos resultados. Incluso, afirmó que muchos de los casos de éxito resultaron de mezclar soluciones públicas y privadas. Una enseñanza que Ostrom nos legó es que, ante una realidad compleja, haríamos muy bien en renunciar a soluciones únicas o universales, de tal manera que admitamos que cada situación impone retos propios y que las opciones de solución puedan darse en varias direcciones.

***

Hay personas y temas a los que uno regresa de vez en cuando. Otros posts sobre Elinor Ostrom en este blog pueden leerse aquí y acáEn este post retomé ideas de una reseña de El gobierno de los bienes comunes que publiqué hace varios años en la desaparecida revista Punto de Acuerdo

domingo, 5 de junio de 2022

Reseña III: "Tu hij@ puede ser millonari@: Cómo formar los tres pilares financieros para lograrlo", de Juan Luis Ordaz Díaz

 

La relación entre el juego y las cosas serias ha sido abordada por muchos autores y pensadores con enfoques diversos. De manera célebre, el lingüista e historiador Johan Huizinga, en su obra Homo Ludens, sostuvo que las grandes ocupaciones humanas están impregnadas de juego. Para Huizinga, el juego puede ser lo más serio de la existencia ya que a través de éste los seres humanos comprendemos y podemos apropiarnos del mundo. Otros investigadores, usando enfoques experimentales y empíricos, han estudiado cómo las actividades lúdicas pueden ayudar a superar situaciones que ameritan tomarse con seriedad. En esta perspectiva, se identifica un problema, se propone un juego como herramienta de solución y se evalúa su efectividad. Uno de estos problemas serios se refiere a la relación que personas y familias tienen con el mundo de las finanzas. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021, entre 2015 y 2021, la población adulta de 18 a 70 años que tiene o tuvo al menos un producto financiero, pasó de 52.1 a 56.7 millones. A pesar de este aumento, estos datos en realidad muestran que la cobertura de la población adulta que ha estado incluida financieramente se ha mantenido en alrededor de 68%. Todavía más, solo una de cada diez personas tiene o ha tenido los cuatro tipos de productos financieros formales: una cuenta bancaria, un crédito, un seguro y una cuenta de Afore. Los datos muestran una disminución en la posesión de seguros y cuentas de Afore entre 2018 y 2021, lo que implica una mayor proporción de la población expuesta a gastos catastróficos (por ejemplo, en salud) y a no alcanzar una pensión suficiente para el retiro. Entonces, tenemos un problema en busca de un conjunto de soluciones, que pueden ser públicas, privadas o una mezcla de ellas.

En Tu hij@ puede ser millonari@. Cómoformar los tres pilares financieros para lograrlo, Juan Luis Ordaz Díaz nos advierte de la insuficiente educación financiera y propone actividades lúdicas para encausarnos por el buen camino. Los lectores encontrarán en este libro consejos, herramientas, técnicas y, por supuesto, juegos que los ayudarán a lograr un mejor manejo de sus finanzas personales y familiares. Cuando estamos frente a un libro que se toma en serio la educación financiera, puede surgir la incógnita de si será complicado o aburrido. Este no es el caso con Tu hij@ puede ser millonari@, pues además de recurrir a algunos recursos para mantener una lectura fluida y amena —como anécdotas y algo de humor— logra convencer de que las finanzas personales no únicamente son más sencillas de lo que se piensa, sino que cualquiera puede enseñar las herramientas para mejorarlas. Como puede intuirse de su título, el libro se enfoca en ofrecer a los lectores, una mamá o un papá, conocimientos y herramientas para que puedan enseñar a sus hijas e hijos el manejo adecuado de sus recursos económicos, desde una edad temprana y de una manera divertida. Lo anterior se encuentra bien fundamentado en hallazgos de las ciencias cognitivas que indican que una persona aprende mejor sobre un tema cuando obtiene información a edades más tempranas, cuando se encarga de enseñar el contenido y el proceso de aprendizaje es divertido.

Algo que los interesados genuinamente en la educación financiera tienen que agradecerle al autor es que rehúye a contenidos triviales y a clichés motivacionales. Juan Luis Ordaz es un economista y director de educación financiera en una institución bancaria, además de conferencista y capacitador en esta materia. Sigue la fórmula de informarnos de su origen familiar y de algunas de sus iniciativas empresariales, pero no cabe duda de que estamos ante el libro de un experto. Los consejos, herramientas y juegos que presenta tienen un valor informativo, existe alguna evidencia que respalda su efectividad o los ha utilizado personalmente en los cursos que ha impartido. Su exposición se ve favorecida con una redacción fluida que alterna información útil con juegos en familia en los cuales el lector puede imaginarse participando en ellos. En algún sentido, el autor busca la complicidad del lector.

Juan Luis Ordaz presenta una aportación en el campo de la educación financiera consistente en un “modelo” que describe los tres pilares de la riqueza financiera, el cual amerita explicación. El primer pilar se refiere a la “atracción del dinero”. En este pilar debe empezar la educación financiera y es muy importante que esté fundado en una actitud positiva hacia el dinero. Casi todos recibimos desde la infancia mensajes de que el dinero es negativo —“los ricos son malos”, “el dinero es el origen de todos los males”, etc.— y que terminan arraigados en nuestras creencias. Esta actitud tiene la consecuencia negativa de que ya en nuestra vida adulta terminamos limitados en nuestras posibilidades de conseguir, mantener y hacer crecer el dinero. El autor nos invita a cambiar esta actitud y entender que el dinero es bueno no porque es un fin, sino un medio para alcanzar otros fines, como el de ayudarse a sí mismo y ayudar a otros. Esta actitud puede fincarse desde el seno familiar, con padres transmitiendo a sus hijos mensajes positivos sobre el dinero mediante actividades lúdicas y de convivencia familiar. Para poner un ejemplo, el libro presenta un juego que consiste en una lista de tareas adecuadas por rango de edad que permitirán a los hijos a acumular puntos dependiendo de la tarea que elijan. El propósito de esta actividad es inculcar en los niños la importancia de cumplir con responsabilidades que, en principio, podrían generar rechazo.

El segundo pilar consiste en la “administración del dinero”. La idea central es que administrar adecuadamente requiere aprender a ahorrar, gastar y proteger el patrimonio. El autor propone a los padres inculcar en los hijos dos actitudes importantes: primero, el hábito del ahorro y, luego, la responsabilidad del gasto. El ahorro es el fundamento del éxito financiero y generar su hábito tiene importantes beneficios cognitivos como el autocontrol, el sentido del orden o la imaginación. Al final de cuentas, ¿quién al ahorrar no imagina un mejor futuro y hace planes para lograrlo? En cuanto a la forma de cómo gastar responsablemente, el autor presenta la “paradoja del gasto”: las personas cuyos gastos sobrepasan el ingreso que perciben terminarán gastando menos, acumularán menos bienes, perderán y no aprovecharán al máximo su dinero. Invito a los lectores a conocer la exposición en el libro de esta paradoja y entender sus efectos perversos en nuestra tranquilidad financiera. Como en el primer pilar, el libro presenta dinámicas y juegos en familia para adquirir y enseñar a administrar el dinero. Por ejemplo, el “método de los cinco propósitos para el ahorro” tiene la finalidad de que los padres enseñen fácilmente a sus hijos a ahorrar mediante la obtención de una recompensa que los motivará a seguir ahorrando.

El tercer pilar es la “multiplicación del dinero”. Como podemos imaginar, este tema a la larga puede generar importantes diferencias entre ricos y pobres, puesto que los primeros cuentan con más recursos materiales e inmateriales para hacer crecer el dinero que obtienen. Además, los libros de educación financiera abordan con menos frecuencia este pilar y las familias lo trabajan menos, probablemente porque invertir requiere ya haber atraído y administrado el dinero. Sin duda, tener dinero es una condición necesaria para invertirlo; sin embargo, el autor aconseja educar en este pilar de manera temprana, ya que, como los otros pilares, aportará mayores beneficios conforme más pronto sea adquirido. Para darle contenido a este consejo, el autor ataca el mito de que se requiere mucho dinero para invertir. Al respecto, el libro presenta opciones de inversión asequibles para pequeños ahorradores, así como sugerencias de cómo los padres pueden transmitir enseñanzas sencillas sobre inversión a los hijos. En el proceso, los padres también aprenderán a invertir. Coincido en que en países como México las familias que no pertenecen a los segmentos de mayores ingresos tienen más opciones de inversión de las que normalmente se cree, que se ajustan a presupuestos no tan elevados. También, me temo, los trabajadores informales y de bajos ingresos no tendrán a su disposición más y mejores opciones para multiplicar sus recursos a menos que la inclusión financiera se vaya volviendo una realidad.

La conclusión es que padres e hijos no alcanzarán la riqueza económica a menos que tengan fuertes los tres pilares. Si el segundo pilar fuera el único que tuviéramos sólido, como usualmente se recomienda, y tuviéramos débiles los pilares primero y tercero, sabremos administrar lo que tenemos, pero seguramente este dinero será escaso ya que tendremos pocas posibilidades de ganarlo y no sabremos cómo hacerlo crecer. En este sentido, Tu hij@ puede ser millonari@ es un avance en la educación financiera, puesto que su autor pone a disposición de los lectores un conjunto coherente y amplio de conceptos y herramientas para mejorar sus finanzas personales. Ciertamente, estos lectores pueden ser mamás y papás comprometidos con la educación financiera de sus hijos, pero también pueden beneficiarse educadores que buscan transmitir estos conocimientos a audiencias más amplias. Si pudiera sugerir algo al autor, le pediría que continúe desarrollando su modelo de los tres pilares financieros añadiendo más juegos o actividades lúdicas sobre la multiplicación del dinero, tanto como ya están incorporados en los otros dos pilares. De hacerlo, los padres tendrán todavía más elementos para aprender y transmitir a sus hijos conocimientos sobre finanzas personales y, quizá, como sociedad adquiriremos una mejor herramienta para ser utilizada en instituciones educativas. Y así vamos de lo privado a lo público.

domingo, 8 de mayo de 2022

Los retardos de las políticas macroeconómicas y, ¿por qué no?, microeconómicas

Imaginemos un mundo en el que estabilizar una economía (por ejemplo, acabar con un episodio inflacionario) fuera como conducir un automóvil: los responsables de la política económica únicamente tendrían que ajustar sus instrumentos de política, como si fueran un volante, para dirigir a la economía por el camino deseado. No obstante, estabilizar una economía se parece más a tratar de hacer que un enorme buque de carga tome el rumbo deseado. Si en un automóvil basta girar el volante, en un barco hay que girar el timón y esperar un tiempo hasta que tome la dirección deseada. Los responsable de la política de competencia económica, al igual que un capitán de barco, tienen que esperar un tiempo para ver que la economía se desempeñe como lo desean. Y eso si tienen suerte. En caso contrario, tendrán que hacer varios ajustes con sus correspondientes retardos.

Las políticas macroeconómicas de estabilización del ciclo económico tienen dos tipos de retardos o rezagos (lags). El retardo interno es el tiempo que transcurre entre que ocurre el desequilibrio y se pone en práctica una medida de política económica, que, a su vez, tiene tres tipos:

a) De reconocimiento: tiempo que transcurre entre que se produce el desequilibrio y las autoridades reconocer que deben actuar;

bDe decisión: tiempo entre reconocer a necesidad de actuar y decidir la política a implementar, y

cDe acción: tiempo transcurrido entre la decisión de política y su implementación.

El retardo externo se refiere al calendario de los efectos entre el momento en el que llevó a cabo la política y ésta empezó a tener efectos en la economía.

En esta literatura, en términos generales, se considera que la política fiscal tiene un retardo interno largo y uno externo corto, puesto que, por un lado, requiere tiempo para hacer cambios legales o administrativos para ajustar el sistema impositivo, entregar subsidios o planear las obras de infraestructura en las que se invertirá gasto público. Por el otro, los efectos de esta política se manifiestan con rapidez puesto ya que actúa directamente en agregados económicas como el consumo o la inversión. 

La política monetaria tiene un retardo interno corto y uno externo largo. Una decisión de esta política (por ejemplo, cambiar la tasa de interés) no requiere modificaciones legales o administrativas, pero como actúa sobre las expectativas de los agentes económicos e indirectamente sobre otras variables económicas, sus efectos tardan en manifestarse. Hace algunos años, tuvieron cierto auge elaborar modelos econométricos sobre el retardo externo de la política monetaria que identificaban el calendario de efectos de una medida de política sobre un conjunto de variables macroeconómicas de interés. Por ejemplo, en cuánto tiempo, durante cuánto tiempo y con qué intensidad un cambio en la tasa de interés de referencia del banco central afecta la inflación, el crecimiento o el desempleo. Estos trabajos suelen incluir una discusión de los mecanismos de transmisión de la política monetaria, pero ya es otra historia. [Un metaanálisis puede consultarse aquí]

En el post anterior resumí las opiniones de un panel economistas sobre la idoneidad de utilizar la política de competencia económica y los controles de precios para contener la inflación actual en Estados Unidos. Ahora, voy a tratar de aplicar esta clasificación de los retardos a estas políticas microeconómicas.

En el caso de la política de competencia, el retardo interno sería largo y el externo corto. En las típicas investigaciones de prácticas monopólicas (por ejemplo, abuso de poder de mercado y colusión), llevar a cabo una investigación considerando los plazos que establece la ley de competencia suele llevar más de un año o dos. Si la investigación llega a buen puerto, entonces se podría esperar que el remedio (por ejemplo, dejar de hacer la práctica monopólica) tenga efectos en el mercado rápidamente. Al momento, pienso que durante un episodio inflacionario la política de competencia económica puede contribuir mejor siguiendo la perspectiva de “poner las cosas en orden”; es decir, aprovechar la coyuntura para identificar problemas de competencia en mercados sensibles y tratar de arreglarlos. No parece claro que la política de competencia cuento con instrumentos para solucionar un problema de de inflación.

Los controles de precios tendrían un retardo interno largo, no tanto como el de la política de competencia, y un retardo externo corto, con efectos inmediatos si la implementación fuera ideal. Una vez tomada la decisión, el retardo de acción sería largo, pues implica diseñar un sistema administrativo que permita controlar efectivamente los precios de un conjunto de bienes o servicios, detectar incumplimientos y sancionarlos. Si esto ocurre, los efectos deberían manifestarse de inmediato, casi mecánicamente. Como se muestra en el post anterior, la opinión mayoritaria, casi total, de un panel de economistas es que el uso de controles de presiones para contener la inflación elevada que en la actualidad se observa en Estados Unidos sería una mala idea. Una preocupación habitual entre los economistas es que si bien el control de precios incrementaría el bienestar de los consumidores porque pagarían precios más bajos, también generaría una menor cantidad ofertada que generaría una pérdida bienestar (pérdida por peso muerto). También, los controles de precios dan surgimiento a mercados negros o al mal funcionamiento de cadenas de suministro que, por cierto, es precisamente una causa de la inflación actual.

Para finalizar, presento un cuadro que compara, de acuerdo con mi percepción, los retardos en las políticas discutidas. [Aclaración: en el caso de la política de competencia, únicamente considero investigaciones de prácticas monopólicas (abuso de poder de mercado y colusiones), no control de fusiones (concentraciones) u otros procedimientos.]



domingo, 1 de mayo de 2022

Inflación, poder de mercado y controles de precios. Opiniones de economistas de Estados Unidos

Al momento de escribir estas líneas, las economías de muchos países están experimentado un episodio de alta inflación. En términos generales, la mayor inflación global se explica principalmente por disrupciones de las cadenas de suministro ocasionadas por la pandemia del Covid-19 y por mayores presiones del lado de la demanda de bienes conforme esta pandemia cede. A ello hay que sumarle la guerra Rusia-Ucrania que ha aumentado los precios de los combustibles y otras materias primas y, con ello, los costos de producción en algunos países. En México, el precio de la gasolina y otros combustibles no se ha mantenido bajo control gracias a un subsidio fiscal.

Diversos bancos centrales han aplicado políticas monetarias restrictivas. No obstante, dado lo pronunciado y prolongado de este episodio inflacionario, varias voces han pedido explorar el uso de otros instrumentos de política pública.

En febrero pasado (2022), el IGM Forum de la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago formuló tres proposiciones para que un panel de 43 economistas académicos de Estados Unidos diera su opinión, participando finalmente 41 de estos expertos. Estas proposiciones tienen que ver con la importancia del poder de mercado con la mayor inflación observada actualmente, y con la efectividad que tendrían la política de competencia económica y los controles de precios para contenerla. Los resultados en inglés pueden consultarse aquí. Si bien los economistas dieron su opinión para el contexto de Estados Unidos, por la naturaleza global de la inflación actual, considero que conocer estas opiniones puede ser de interés en otros países. A continuación, presentó las tres proposiciones (traducidas al español) y resumo brevemente las opiniones hechas. Otro resumen en inglés en el portal de VOX EU puede consultarse aquí.

a) Un factor importante detrás de la mayor inflación actual en Estados Unidos son las corporaciones dominantes en mercados no competitivos, que aprovechan su poder de mercado para aumentar los precios con el fin de aumentar sus márgenes de ganancia.

Antes de presentar los resultados, es importante considerar que los economistas indican sus niveles de confianza en cada una de sus respuestas, por lo que se puede obtener una distribución ponderada de sus respuestas. Además, los economistas tienen la opción de hacer algún comentario para justificar o explicar sus respuestas, lo que ayuda a entender sus razones.

La distribución ponderada por el nivel de confianza de las opiniones sobre esta proposición es: 3% muy de acuerdo; 7% de acuerdo; 12% incierto, 52% en desacuerdo y 27% muy en desacuerdo. Es decir, la percepción mayoritaria en este panel de economistas es que el poder de mercado influye poco en la inflación actual en los Estados Unidos.

Esta distribución de opiniones puede parecer sorprendente, puesto que asociar mayor poder de mercado con precios más altos es intuitivo. Al revisar los comentarios, las cosas se vuelven más claras.

Abhijit Banerjee, Angus Deaton y Bengt Holmström fueron los únicos integrantes del panel que se manifestaron a favor de la proposición, pero lamentablemente ninguno de ellos explicó su opinión.

Daron Acemoglu, Austan Goolsbee y Larry Samuelson indicaron que la proposición era incierta, pero sí comentaron sus respuestas, por lo que sabemos que reconocen que en Estados Unidos hay un problema de poder de mercado, pero no encuentran el mecanismo causal que conduciría a una mayor inflación. Judith Chevalier también opinó que la proposición es incierta y señaló que la manera en que los márgenes pueden traspasarse a los precios (pass-through) puede diferir mucho entre industrias, independientemente de que haya poder de mercado o no.

Entre los economistas que se manifestaron en contra de esta proposición, Robert Hall y Richard Schmalensee (experto en competencia económica) señalaron que el poder de mercado genera altos niveles de precios, no cambios importantes en ellos (es decir, inflación). Los otros integrantes del panel que respondieron en contra de la proposición señalaron, por una parte, que no identifican un mecanismo causal que vaya de márgenes altos a mayor inflación o, por la otra, en caso de que lo hubiera, la contribución del poder de mercado a la inflación no sería “importante”. El episodio inflacionario actual tiene otras causas. David Autor comentó, de manera ilustrativa, que los mercados de Estados Unidos han estado altamente concentrados por décadas, mientras que la elevada inflación que actualmente vemos es de un año para acá.

b) Las intervenciones antimonopolio (antitrust interventions) podrían reducir con éxito la inflación estadounidense durante los próximos 12 meses.

La distribución ponderada de las opiniones es: 4% de acuerdo; 12% incierto; 38% en desacuerdo y 46% muy en desacuerdo. Es decir, 84% está en contra de esta proposición.

De los que respondieron estar de acuerdo, el único que comento su respuesta fue Darrell Duffie, quien señaló que las acciones de las leyes de competencia económica contra empresas con poder de mercado tienden a bajar los precios.

Los que opinaron en contra de esta proposición o que señalaron que es incierta, y que justificaron sus opiniones, manifestaron sus reservas sobre la efectividad de la política de competencia económica en las circunstancias actuales debido a la manera en la que es instrumentada. Por un lado, Goolsbee, Samuelson y Schmalensee observan que el problema de inflación tiene un alcance nacional, mientras que las acciones que se derivan de las leyes de competencia tienden a enfocarse a mercados con una dimensión geográfica menor. En efecto, las leyes de competencia normalmente solicitan que en algunas intervenciones se definan “mercados relevantes” delimitados geográficamente, de tal manera que los problemas investigados y las medidas para corregirlos tienen una incidencia local o regional, rara vez nacional. Por otro lado, Acemoglu, Markus Brunnermeier, Kenneth Judd, William Nordhaus y José Scheinkman señalan el tiempo que toma implementar las acciones de política de competencia económica. Típicamente, esta política opera mediante la realización de investigaciones de prácticas monopólicas las cuales pueden llevar varios años en ser concluidas y establecer medidas. En algunos países, como México, la Ley Federal de Competencia Económica (pdf aquí) prevé procedimientos especiales para determinar ausencia de condiciones de competencia que si bien se llevan a cabo en menos tiempo pueden requerir varios meses para emitir una resolución. Además, una vez que se tiene la resolución hay que instrumentar las acciones.

En este punto, la opinión mayoritaria en este panel de economistas se puede resumir en que es dudoso que el poder de mercado sea un factor importante en la inflación actual en Estados Unidos, pero, suponiendo sin conceder que lo sea, la política de competencia económica usualmente no actúa a escala nacional y su tiempo de aplicación tiende a ser más prolongado del que la situación actual requiere.

La última proposición trata sobre lo que podría considerarse el “arma definitiva”: el uso de controles de precios, es decir, precios impuestos por los gobiernos sobre un conjunto de bienes y servicios, bajo la amenaza de sanciones para las empresas que no los acaten. Para algunas personas, los controles de precios pueden parecer atractivos, pero muchos economistas consideran que pueden tener efectos contraproducentes. Puesto que se trata de un panel de economistas de Estados Unidos, resulta pertinente señalar que de 1971 a 1974 el presidente Richard Nixon aplicó controles de precios cuando la inflación en ese país rondó el 5%. Los gobiernos de México y de otros países de América Latina también instrumentaron controles de precios en la década de 1970.


c) Los controles de precios implementados en la década de 1970 podrían reducir con éxito la inflación estadounidense durante los próximos 12 meses.

La distribución ponderada de las respuestas es: 24% de acuerdo; 11% incierto, 49% en desacuerdo y 16% muy en desacuerdo. Me parece que estos resultados confirman que dentro de la profesión económica se mantiene una opinión mayoritariamente negativa sobre los controles de precios, aunque una tercera parte respondió estar de acuerdo o que no tener certeza. Vale la pena revisar los comentarios de quienes no se manifestaron en contra de esta proposición.

Acemoglu, Autor, Duffie, Aaron Edlin (experto en competencia económica), Oliver Hart, Judd, Eric Maskin, Nordhaus, Scheinkman, Schmalensee, Carl Shapiro (experto en competencia económica) y James Stock comentaron que los controles de precios “por definición” o “mecánicamente” reducen la inflación, pero que son una mala idea ya que tendrían efectos contraproducentes como desbasto o una mayor inflación futura. Banerjee, quien respondió de manera incierta, mencionó que la implementación sería un gran reto. Amy Finkelstein estuvo de acuerdo con la proposición, pero no hizo comentarios.

La revisión de estos comentarios simplemente confirma la amplia oposición a utilizar controles de precios para enfrentar la inflación actual en Estados Unidos.

jueves, 6 de enero de 2022

Películas favoritas de 2021

1. El poder del perro (Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Reino Unido, 2021), de Jane Campion.

2. Una ronda más (Dinamarca, 2020), de Thomas Vinterberg.

3. La crónica francesa (Estados Unidos, 2020), de Wes Anderson.

4. Fragmentos de una mujer (Canadá y Estados Unidos), de Kornél Mundruczó.

5. Fue la mano de Dios (Italia, 2021), de Paolo Sorrentino. 

6. Dune: Part One (Estados Unidos, Hungría, Canadá y Reino Unido, 2021), de Denis Villeneuve.

7. Una película de policías (México, 2021), de Alonso Ruizpalacios.

8. El agente topo (Chile, 2020), de Maite Alberdi.

9. Nuevo orden (México, 2020), de Michel Franco.

10. Cry Macho (Estados Unidos, 2021), de Clint Eastwood.

Mis listas de 2011 a 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019 y 2020. Mi definición de "película del año t": película estrenada comercialmente en México en salas de cine o plataformas de Internet, o presentada en salas de cines en alguna muestra o foro, durante el año t.

La pandemia provocó que 2020 y 2021 viera más series que películas. 

jueves, 16 de diciembre de 2021

Sobre el pluralismo en la Economía y otras ciencias sociales

En el (ya viejo) post “¿Y las escuelas de pensamiento económico?” (aquí) mostré que economistas de Italia y Portugal evitaban adherirse a alguna escuela de pensamiento. En ese entonces, conjeturé que la mayoría de la profesión considera que se limita a aplicar el método económico, por lo que sus integrantes no se reconocen parte de una escuela de pensamiento particular, como la denominada “economía neoclásica”. Escribí: “Así, las escuelas de pensamiento tienden a verse más como historia que como una característica actual de la profesión”.

No obstante, otros grupos dentro la disciplina también se quejan de que la hegemonía de la escuela neoclásica, de alguna manera, ha impedido el avance científico. En una carta abierta (aquí) publicada en 2014, la International Student Initiative for Pluralist Economics (ISIPE) señaló que la enseñanza de la economía se encontraba en crisis y abogó por un mayor pluralismo de las teorías y métodos que son enseñados a los estudiantes a fin de entender las implicaciones de las decisiones económicas. Esto debería llevar, por ejemplo, a reformar planes de estudios para que los estudiantes conozcan contribuciones de autores de las escuelas marxista, estructuralista, austriaca, entre otras.

Asumiendo que el diagnóstico de falta de pluralismo sea correcto, la queja de la ISIPE de una disciplina económica en crisis o en “empobrecimiento progresivo” me remite a un pasado mejor: antes, la ciencia económica avanzó gracias a que tuvo un mayor pluralismo científico; en cambio, su estancamiento actual se debe a que ha sido monopolizada por la escuela neoclásica. Suena razonable ya que es difícil oponerse en abstracto a tener una disciplina más diversa, pero vale la pena conocer los argumentos de académicos que han discutido el pluralismo en otras ciencias sociales.

En Paradigmas en ciencia política (1998), Mario Héctor Resnik utiliza el concepto de paradigma científico de Thomas Kuhn para probar su hipótesis inicial de que no existe un paradigma (compartido) de ciencia política. Resnik encontró, en realidad, que la ciencia política adolece de una pluralidad de paradigmas (o escuelas), hasta el punto de que difícilmente puede afirmarse que existe una disciplina unificada. Así, para Resnik, “en el campo específico de la ciencia política el modo de presentación del material por parte de los autores suscita la presunción de que casi podría hablarse de un paradigma por autor…” (p. 47). La consecuencia negativa de “la ausencia de un paradigma dominante (o de la multiplicidad de paradigmas, según se prefiera)” es que la ciencia política ha avanzado muy poco en lograr un lenguaje común o en crear un criterio para discriminar entre enunciados científicos y pseudocientíficos. Para Resnick, esta situación es parecida a lo que ocurre en otras ciencias sociales, con una excepción (p. 49):

La ciencia económica ha alcanzado un alto grado de desarrollo. Pero ese elevado nivel fue obtenido al cabo de un largo proceso en el que jugó un papel decisivo el esclarecimiento y la definición de conceptos básicos. Con el añadido de que el desarrollo de la ciencia económica también contó con que la mayoría significativa de sus cultores compartió esas formulaciones conceptuales.

Finalmente, Resnick propone superar las diferencias de enfoque en la ciencia política recurriendo a una metodología específica definida por la Teoría General de Sistemas.

En la disciplina de la administración pública también se han observado diferencias de enfoques que podrían superarse mediante la adopción de una metodología común. Omar Guerrero, en el artículo “La metodología en administración pública” aparecido en la Revista del Seminario (primera época, año 1, núm. 1, junio de 2011) (aquí), afirma que la fragmentación de esta disciplina en escuelas de pensamiento impidió la comunicación entre especialistas (p. 99):

Fue por medio de la metodología que la administración pública pudo superar una de sus grandes limitaciones epistemológicas del siglo XX, es decir, su fragmentación en “escuelas de pensamiento”. Estas […] más que puentes tendidos para estimular la comunicación en pro de la unificación de la disciplina, hicieron de su campo una especie de “poliarquía” en la cual cada escuela elevó su indómita bandera de autoridad académica. La metodología fue el principio del fin del dominio de las “escuelas de pensamiento” en la administración pública, desentrañando la estructura de su formación teórica y poniendo al descubierto sus errores de base.

Así, hay economistas que se quejan de falta de pluralismo científico, pero también politólogos y administradores públicos que advierten que la fragmentación en escuelas de pensamiento obstaculiza el avance de las ciencias sociales. 

En términos del pensamiento de Kuhn, un paradigma dominante (por ejemplo, la escuela neoclásica) cumple la función de desarrollar conceptos básicos y métodos compartidos que permiten a una comunidad científica comunicarse, ponerse de acuerdo y, en consecuencia, aumentar el conocimiento científico. El simple llamado al pluralismo sin tener una manera efectiva de acumular conocimiento implicaría un escaso desarrollo científico. 

lunes, 19 de julio de 2021

Libros que me han ayudado a pensar mejor

En este post comparto una serie de libros que, siendo optimista, me han ayudado a mejorar mi estructura de pensamiento, en particular mediante la lógica, el entendimiento de por qué a veces dejamos de pensar racionalmente y cómo podemos entender un mundo cada vez más complejo. Algunos libros tocan el tema de la retórica (entendido como el arte de la persuasión), pero esta selección no responde a buscar ganar debates, sino para formar un pensamiento crítico. La "buena" retórica esta presente en tanto que la salud de lo público requiere ciudadanos que sean pensadores capaces de formular mejores argumentos. 


Para empezar, recomiendo un buen libro de lógica básica: Lógica de Wesley C. Salmon. Las ventajas de este libro es que incluye casi todo el conocimiento básico de esta rama y algunas aplicaciones en la formación de argumentos. Así, es un material de consulta de los conceptos más importantes y proporciona las bases para incursionar en la amplia variedad de libros de texto de lógica más amplios o especializados. 


Las claves de la argumentación de Anthony Weston es un libro breve e introductorio de argumentación. No es un libro de texto, sino de reglas y recordatorios que apoyan la construcción de argumentos lógicos. Si el lector tiene una duda, entonces debe buscar la regla que necesita consultar. La diferencia con el libro de Salmon es que es menos riguroso, pero más aplicado. Este libro me ayuda a tener presente que el debate civilizado no debe limitarse a rebatir falacias, sino que requiere que ofrecer buenos argumentos.


El Compendio de lógica, argumentación y retórica, editado por Luis Vega Reñon y Paula Olmos Gómez integra las aportaciones de 59 especialista para la elaboración de 176 entradas como: algoritmo, analogía, dilema, figuras retóricas, teoría de modelos, etc., etc. No se trata de un libro básico, sino que es una obra de referencia para adquirir un conocimiento formal y profundo sobre lógica, argumentación y retórica. De mucha utilidad tanto si tienes dudas sobre algún concepto específicos como intereses académicos en estas disciplinas. 


Cómo plantear y resolver problemas de George Poyla es propiamente un libro de matemáticas, pero el nivel no es elevado y también ofrece explicaciones y ejemplos que pueden adaptarse a operaciones intelectuales para la solución de problemas de carácter más general. En otras palabras, provee herramientas para pensar de manera más ordenada. Si no tienes una formación matemática, te podrías sentir intimidado por el contenido. Mi invitación es darle una oportunidad enfocándote en las explicaciones y propuestas que hace el autor en cuanto a la solución de problemas. 

Eugenia Cheng, en El arte de la lógica (en un mundo ilógico), va más allá que proveer herramientas para pensar lógicamente, sino que proporciona consejos para establecer razonablemente nuestras creencias fundamentales o axiomas personales. Una aportación novedosa de Cheng es tomar en serio las emociones e incorporarlas dentro de un sistema en el que no se contradicen con la lógica, sino que son aspectos del pensamiento humano que van de la mano. También hay que reconocerle a la autora la transparencia para exponer sus axiomas personales y sus implicaciones lógicas. Esta apertura permite al lector evaluar las creencias de la autora, pero, más importante, que el mismo lector emprenda el camino necesario de poner a prueba sus propias creencias.


Albert O. Hirschman escribió Las retóricas de la intransigencia hace 30 años, en una época de contrarreformas conservadoras que él, un progresista, percibió como retrocesos. Propongo reinterpretar esta obra como un apoyo para reflexionar sobre los argumentos sobre discusiones políticas actuales, independientemente de nuestra postura ideológica. Hirschman identifica tres tesis reactivo-reaccionarias: a) de la perseverancia, b) de la futilidad y c) del riesgo. El autor también señala que estas tesis reaccionarios tienen contrapartes progresistas, por ejemplo: a) del predicamento desesperado, b) de la ley del movimiento y c) del apoyo mutuo. La lección es que ningún grupo ideológico tiene el monopolio de la intransigencia.


En Pensar rápido, pensar despacio, Daniel Kahneman, psicólogo que en 2002 ganó el Premio Nobel de Economía, sintetiza sus investigaciones sobre la forma de pensar de los seres humanos. De acuerdo con Kahneman, los individuos toman decisiones en entornos de incertidumbre, por lo que en lugar de emplear los principios básicos de la probabilidad recurren a atajos heurísticos que los pueden llevar a cometer errores sistemáticamente. En mi opinión, los lectores interesados en mejorar sus procesos de pensamiento pueden beneficiarse de los sesgos cognitivos identificados por el autor y en su explicación de cómo operan en la toma de decisiones. Se trata de identificar nuestros errores.

Scott E. Page, en The Model Thinker: What You Need to Know to Make Data Work for You, propone utilizar modelos matemáticos de las ciencias sociales para entender y afrontar los problemas sociales, pero no esperes ver un libro repleto de ecuaciones matemáticas. Esta obra tiene varias propuestas importantes. Primero, los modelos teóricos formales son las mejores herramientas para entender los problemas sociales. Segundo, dado su que son complejos, los problemas sociales actuales requieren ser analizados a través de varios ángulos, lo que es posible hacerlo mediante un perspectiva de "un problema, varios modelos" propia del análisis de sistemas complejos. Así, no se trata únicamente de ser lógicos o de entender las fuentes de nuestras pulsiones ilógicas, sino de contar con formas de convertir los datos en sabiduría.   

viernes, 16 de julio de 2021

Cita XX: Cass Sunstein sobre la polarización y la mediana


Cass R. Sunstein, en La Conformidad. El poder de las influencias sociales sobre nuestras decisiones, se ocupa, entre otras cosas, de las causas y consecuencias de la polarización, así como posibles soluciones cuando ésta se convierte en un problema. 

Un par de referencias a la mediana me llamaron la atención. Sunstein señala (p. 87):

"Sería razonable predecir que los veredictos de los jurados serían la mediana de los fallos de castigo de sus miembros, pero ello sería una predicción equivocadísima".

Y también (pp. 97 y 98):

"Si los partidarios más firmes son los únicos que se quedan, el miembro mediano del grupo será más extremo y la deliberación dará lugar a movimientos cada vez más extremos".

De acuerdo con Sunstein, los jurados no arrojan veredictos que reflejen las preferencias, digamos, del votante mediano, sino que el proceso de deliberación llevaría a un resultado polarizado que reflejaría mejor las preferencias u opiniones de los integrantes con ideas más firmes y extremas (en el caso que describe, la de personas que prefieren castigos más severos que a la indulgencia). Ello no implica que los integrantes con preferencias cercanas a la mediana no sean importantes, puesto que su salida del proceso de deliberación arrojaría que las personas que se queden llegarán a conclusiones todavía más extremas. Si la salida de la deliberación es generalizada, la tendencia al extremismo se acentuará.


miércoles, 6 de enero de 2021

Películas favoritas de 2020

 

1. Parásitos (Corea del Sur, 2019), de Bong Joon-ho.

2. Mank (Estados Unidos, 2020), de David Fincher.

3. Las tres muertes de Marisela Escobedo (México, 2020), de Carlos Pérez Osorio.

4. Ya no estoy aquí (México, 2019), de Fernando Frías.

5. Diamantes en bruto (Estados Unidos, 2019), Josh y Benny Safdie.

6. La tercera esposa (Vietnam, 2018), de Ash Mayfair.

7. 1917 (Reino Unido y Estados Unidos, 2019), de Sam Méndez.

8. El acusado y el espía (Francia e Italia, 2019), de Roman Polanski.

9. Mucho mucho amor: La leyenda de Walter Mercado (Estados Unidos, 2020), de Cristina Costantini.

10. Judy (Estados Unidos, 2019), de Rupert Goold.

Mis listas de 2011 a 20132014201520162017, 2018 y 2019.

Mi definición de "película del año t": película estrenada comercialmente en México en salas de cine o plataformas de Internet, o presentada en salas de cines en alguna muestra o foro, durante el año t.

Por la pandemia, 2020 fue un año en el que vi mucho menos películas. Una razón, por supuesto, fue que el encierro me impidió asistir a salas de cine desde marzo, lo que fue paliado por las películas que pude ver en plataforma e internet. Otra razón fue que las series más que las películas fueron el contenido visto en casa que consumí más. ¿Debería hacer una lista similar para series?

sábado, 14 de noviembre de 2020

Cita XIX: N. N. Taleb sobre la inteligencia

Según Nassim Nicholas Taleb:
Creen que la inteligencia consiste en advertir cosas que son importantes (detectar pautas); en un mundo complejo, la inteligencia consiste en ignorar cosas irrelevantes (evitar pautas falsas).
La fuente es El lecho de Procusto (2010). Así, sin contexto (¿quiénes son ellos?) la frase de Taleb me invita a reflexionar en dos sentidos más o menos obvios.

En primer lugar, me parece que hay una influencia del filósofo de la ciencia Karl Popper. En corto, para Popper el avance del conocimiento científico consiste no en la confirmación de teorías ciertas, sino en la eliminación de teorías falsas. Así, al eliminar afirmaciones falsas la misma refutación de una teoría es un paso adelante que nos acerca a la verdad. Creo ver una analogía en las cosas relevantes e irrelevantes de Taleb.

Segundo, ¿esto funciona como una crítica al pensamiento holístico o pretendidamente "integral"?

sábado, 7 de noviembre de 2020

Max Weber sobre la administración del gobierno y de las empresas privadas

Algunas ideas para ir afinando. Max Weber (1864-1920), en su obra póstuma Economía y sociedad (1922), estudió algunas diferencias entre la administración pública y la privada. En primer lugar, Max Weber señala que la burocracia (pública) es una entidad política que tiene un poder sobre los "dominados" que proviene de su indispensabilidad e inevitabilidad por su mayor especialización y preparación profesional racionales que otras formas de organización. Weber equipara a la burocracia a una máquina:

“La superioridad puramente técnica de la organización burocrática ha sido siempre la razón decisiva de su progreso respecto de toda otra forma de organización. El mecanismo burocrático es a las demás organizaciones como la máquina es a los modos de producción no mecanizados” (véase la segunda reimpresión del FCE-España, pp. 730 y 731).

Con base en esta idea, Weber observa que en las expresas privadas se fueron adoptando modelos organizacionales ya existentes en el sector público. Sobre ello, acepta que, en algunas circunstancias concretas, la administración en el sector privado podría superar a la del público:

“Sólo los conocimientos técnicos de los grupos de intereses económicos privados en la esfera de los "negocios"' superan a los conocimientos técnicos de la burocracia. Ello es así porque el conocimiento preciso de los hechos pertenecientes a su esfera es vital para la existencia económica de los negociantes. Las estadísticas oficiales incorrectas no perjudican directamente los intereses económicos de los funcionarios culpables, pero los cálculos erróneos de una empresa capitalista se pagan con pérdidas, quizá hasta con su existencia. Después de todo, el "secreto", como medio de poder, está mucho mejor custodiado en los libros de un empresario que en los archivos de las autoridades públicas. Este solo motiva explica la limitación de las autoridades cuando intentan influir sobre la vida económica en la era capitalista. Frecuentemente, en la esfera capitalista, las disposiciones estatales adoptan una dirección inesperada e inintencionada, o devienen meras quimeras en razón del conocimiento técnicamente superior de los grupos de intereses” (p. 746).

A pesar de esta observación, Weber, hace aproximadamente un siglo, parecía favorecer la noción de que la burocracia era básicamente un modelo de organización que podría funcionar adecuadamente tanto en los sectores públicos y privados, pero notando que algunos de sus contemporáneos sí establecían diferencias: 

“La idea de que la actividad oficial burocrática y la actividad burocrática que tiene lugar en los negocios privados son cosas esencialmente distintas entre sí, es propia de la Europa continental y, en oposición a nuestras costumbres [alemanas], es completamente extraña a los norteamericanos” (p. 718).

La idea (todavía) extendida de que el sector privado es siempre más "eficiente" que el sector público por lo menos no la encontramos en Weber.


viernes, 6 de noviembre de 2020

Nuevo blog de Economía

Mi amiga y colega Aída Ramírez ha iniciado su blog Blogonomía. Le deseo mucho éxito y perseverancia en esta iniciativa.


¡Enhorabuena!

viernes, 17 de julio de 2020

El estudio de la Economía Política en el siglo XIX en México

En medio de la pandemia del Covid-19 recopilé algunos datos (incompletos) sobre el estudio de la “Economía Política” en el S. XIX en México:

1. En 1814, un traductor desconocido traduce y publica en México el Tratado de Economía Política de Jean-Baptiste Say, publicado originalmente en Francia en 1803.

2. En 1821, Vicente Rocaforte escribió un par de panfletos sobre el comercio. Afirmó: “El comercio es el compañero inseparable de la libertad y de la riqueza nacional”.

3. En 1822, Simón Tadeo Ortiz de Ayala publicó Resumen de estadísticas del Imperio Mexicano, un diagnóstico de problemas socioeconómicos con influencia fisiócrata. En 1833 este autor publicó México considerado como nación independiente.

4. En 1823, José María Luis Mora propuso la Cátedra de Economía Política y Derecho Constitucional, que inició en 1825. Mora probablemente fue el primer profesor que enseñó Economía Política regularmente en México, aunque Manuel Ortiz de la Torre también enseñaba por ese entonces. La clase de Mora estaba basada en el Tratado de Economía Política de Say.

José María Luis Mora 

5. En 1824, José María Jáuregui fundó y presidió la Academia de Economía Política.

6. En 1831, Lorenzo de Zavala apareció como suscriptor de la segunda edición del Curso de economía política, del español Álvaro Flórez Estrada.

Lorenzo de Zavala

7. Entre 1833 y 1846, Esteban de Antuñano publicó al menos 20 panfletos en los que proponía proteger la industria textil.

8. En 1848, Mariano Otero publicó Consideraciones sobre la situación política y social de la República Mexicana, en el año 1847, proponiendo que la protección debe ser para la minería, no para la industria textil.

9. En 1849, Luis de la Rosa publicó Impresiones de un viaje de México a Washington en octubre y noviembre de 1848, en donde compara niveles de desarrollo entre México y Estados Unidos. En 1853, este autor publicó Sobre la administración pública de México y medios para mejorarla, señalando que la economía puede orientar las acciones de gobierno.

Luis de la Rosa

10. En 1853, Miguel Lerdo de Tejada publicó Comercio exterior de México desde la Conquista hasta hoy. Este autor fue partidario de un proteccionismo moderado.

11. En 1871, el presidente Benito Juárez crea la Cátedra de Economía Política en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Guillermo Prieto, su primer titular, publicó Lecciones elementales de economía política, basado en las clases. ¿Primer libro de texto de economía en el país? En 1888, Prieto publica Breves nociones de economía política.

Guillermo Prieto

12. En 1877, José Y. Limantour compra a Justo Sierra el periódico “El Foro”, ampliando su visión para publicar textos de ciencias sociales, además de jurídicos.

13. En 1886 aparece la primera publicación periódica de temas económicos: “El Economista Mexicano”.

14. En 1891 y 1892 se organizaron las Conferencias de Economistas. Benito Gómez Farías fue el presidente de la conferencia de 1891 y, como ministro de Hacienda y Crédito Público, organizó la de 1892 .

Benito Gómez Farías

15. En 1892, Genaro Garcia publicó Nociones de economía política, teniendo varias ediciones posteriores.

16. En 1898, Dolores Correa Zapata publicó Moral, instrucción cívica y nociones de economía política para la escuela mexicana. Correa Zapata fue profesora de economía doméstica y deberes de la mujer en la Escuela Normal de Profesoras. ¿Primera autora mexicana de un libro con temas económicos?

Dolores Correa Zapata