domingo, 23 de junio de 2013

Greg Mankiw en defensa de la desigualdad


Greg Mankiw subió a su blog el artículo Defending the One Percent, que próximamente aparecerá en el Journal of Economic Perspectives. Este artículo ha resultado muy polémico puesto que sostiene que la desigualdad de ingresos no es económicamente tan mala ni necesariamente injusta. En particular, como el título del texto deja ver, piensa que la mayor riqueza relativa del 1% más rico en Estados Unidos podría ser incluso algo positivo.

Desde el primer párrafo del artículo, un Mankiw deudor del filósofo Robert Nozick (1938-2002) pide imaginar un mundo perfectamente igualitario:
Imagine a society with perfect economic equality. Perhaps out of sheer coincidence, the supply and demand for different types of labor happen to produce an equilibrium in which everyone earns exactly the same income. As a result, no one worries about the gap between the rich and poor, and no one debates to what extent public policy should make income redistribution a priority. Because people earn the value of their marginal product, everyone is fully incentivized to provide the efficient amount of effort. The government is still needed to provide public goods, such as national defense, but those are financed with a lump-sum tax. There is no need for taxes that would distort incentives, such as an income tax, because they would be strictly worse for everyone. The society enjoys not only perfect equality but also perfect efficiency.
Posteriormente introduce en el relato a personas talentosas – como Steve Jobs, J. K. Rowlings y Steven Spielberg, aunque le faltó Wilt Chamberlain –  que producen cosas de valor por las que otra gente está dispuesta a pagar, lo que origina desigualdad.

En su defensa del 1% más rico de Estados Unidos, Mankiw cuestiona que la desigualdad sea necesariamente ineficiente y se explique por la desigualdad de oportunidades.

En primer lugar, parte de la premisa de que la desigualdad es ineficiente si se origina en la extracción de rentas (rent-seeking), de tal manera que reduce el tamaño del pastel económico. Pero Mankiw no cree que en Estados Unidos la extracción de rentas por parte de los ricos sea mayor ahora que hace algunas décadas, cuando la proporción del ingreso que poseía el 1% más rico era menor, sino que la mayor desigualdad tienen que ver más con condiciones de oferta y demanda: el cambio tecnológico ha aumentado rápidamente la demanda por trabajadores más capacitados, mientras que debido a rigideces del sistema educativo la oferta de estos se ha desplazado más lentamente. Es decir, el desacoplamiento entre los sectores tecnológico y educativo explicaría la mayor desigualdad en detrimento de los trabajadores menos capacitados.

En segundo lugar, Mankiw acepta que la desigualdad de oportunidades implica ineficiencia económica; por ejemplo, si los hijos de familias pobres son incapaces de continuar su educación debido a restricciones financieras, entonces no acumularán la cantidad óptima de capital humano. Pero cuestiona que la mayor riqueza relativa del 1% se explique por la desigualdad de oportunidades. Para él, por lo menos en Estados Unidos, la desigualdad a través de las generaciones puede perdurar no únicamente por la falta de oportunidades para algunos - lo que sería una falla de la sociedad - sino por otros factores como la herencia genética: padres inteligentes tienen hijos inteligentes y así sucesivamente.

Me parece claro que Mankiw coincide con algunos observadores que señalan que las fuerzas del libre mercado - debido a la velocidad del cambio tecnológico - están provocando mayor desigualdad. Creo que también estaría hasta cierto punto de acuerdo con aquellos críticos que señalan que existe un nivel de desigualdad basada en extracción de rentas. Pero ninguna de las anteriores es su principal preocupación. Lo que le preocupa más es que las políticas redistributivas limiten a las personas talentosas para que exploten todo su potencial; es decir, el problema real no es que los talentosos se enriquezcan, sino que por intervenciones inadecuadas no logren hacer que el pastel crezca para el resto. Finalmente, el buen funcionamiento de la economía requiere de la eficiente asignación de los recursos, lo que incluye también al talento.

En este sentido, voy a conceder que la defensa de Mankiw de la desigualdad puede interpretarse también como una defensa de la innovación. Si es así, y asumiendo que su argumentación es válida en una economía innovadora como la de Estados Unidos, me preguntaría si lo mismo sería cierto en países menos desarrollados, como México, donde lo eficiente no ha sido hasta ahora innovar sino copiar y adaptar tecnología.

Si nuestro 1% no innova, ¿podemos sostener que la desigualdad observada, y que es superior a la de Estados Unidos, se justifica en nombre de la eficiencia y en hacer crecer el pastel?

***

Como era de esperarse, Defending the One Percent le ha ganado muchas críticas a Mankiw. Algunos críticos sostienen la desigualdad de oportunidades en Estados Unidos es importante. Muy sugerentemente, David Rosnick señala que las personas talentosas que Mankiw defiende - como Steve Jobs, J.K. Rowlings o Steven Spielberg - no obtuvieron su fortuna gracias al libre mercado, sino por restricciones por parte del gobierno. En otras críticas se ha puesto el acento en la limitada capacidad de Mankiw para filosofar o la cuestionable selección de ejemplos de innovadores. Paul Krugman  resume algunas críticas y se enfoca en cómo Estados Unidos ha cambiado.

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