domingo, 17 de marzo de 2013

Chipre, rescates e impuestos

Chipre, un país de un millón de habitantes y que contribuiye con el 0.2% del PIB de la zona del euro, ha acordado un polémico programa de rescate con la Troika, compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI.

Antes de pasar a los detalles del rescate, es importante describir a grandes rasgos la situación de Chipre. Básicamente, este país es considerado un paraiso fiscal muy recurrido por oligarcas rusos para hacer sus depósitos -muchos de ellos con dinero de dudosa procedencia- fuera de su propio país. Ello ha contribuido para que en Chipre el valor total de los depósitos bancarios sea cinco veces superior a su PIB. Por su parte, los bancos chipriotas prestaron parte de estos recursos al gobierno griego, que simplemente no cumplirá con sus compromisos. Los pasivos que no serían pagados por Grecia rondarían el 60% del PIB de Chipre.

El gobierno, que no cuenta con los recursos para rescatar de inmediato a los bancos, obtuvo un préstamo de 10 mil millones de euros a cambio de: 1) bloquear todos los depósitos bancarios, es decir, ejecutar un "corralito"; y 2) aplicar por única ocasión una tasa de 6.75% a los depósitos menores a 100 mil euros y de 9.99% a los que superen dicho monto. El gobierno chipriota y la Troika se refieren a la segunda medida como un "impuesto especial sobre los depósitos".

Vale la pena comentar un par de cosas sobre lo anterior. Primero, ¿esta medida es un impuesto? El economista Xavier Sala i Martín dice rotundamente que no. De hecho, Sala i Martín piensa que se trata de un atraco (el énfasis es propio):
cuando el estado introduce un impuesto sobre la actividad X, los ciudadanos pueden reaccionar llevando a cabo menos actividad X. Por ejemplo, si el estado aumenta el IVA, los vendedores lo incorporan a los precios y lo consumidores deciden si siguen comprando las mismas cantidades o prefieren ahorrar. Del mismo modo, si el estado introdujera un impuesto sobre los depósitos bancarios, los depositantes decidirían si retiran el dinero del banco o si lo mantienen a cambio de perder los servicios que da el banco y pagan el impuesto. Esto no es lo que ha pasado en Chipre este fin de semana. En Chipre se ha confiscado, por sorpresa, con nocturnidad (literalmente la medida se aprobó a altas horas de la mañana del sábado) y alevosía sin dejar opción a los ciudadanos.
Aceptando que todo impuesto implica la posibilidad de modificar las decisiones, la acción acordada por Chipre y la Troika parece en todo caso una expropiación. (Nota: La medida debe ser aprobada por el parlamento chipriota, mismo en el que no se ha logrado una mayoría, además de otros parlamentos comunitarios, como el alemán.)

En segundo lugar, no es menor la decisión de intervenir sobre los depósitos de los ahorradores. En los rescates bancarios previos se había acordado que asumieran las pérdidas los accionistas de los bancos y los acreedores institucionales, mientras que la protección de los ahorros fue siempre una prioridad. En este sentido, me parece que esta medida, sin duda un hito, debe analizarse con base en las restricciones que enfrentan las partes.

En cuanto a los gobiernos europeos, como Alemania, una mayor socialización de las pérdidas en Chipre a cargo de sus contribuyentes sería políticamente costosísimo. Ya se han pagado con impuestos propios las pérdidas financieras en otros países y no parece claro que se pueda comunicar sin generar disgusto que más dinero público se use para proteger, en parte, los depósitos de oligarcar rusos.

Referente al gobierno de Chipre, su alternativa soberana sería pactar su salida del euro, para que una vez recuperados su banco central y su moneda, imprima dinero para rescatar a los bancos y a sus depositantes. Sin embargo, esto implicaría mayor inflación y la depreaciación de la nueva moneda chipriota, que produciría pérdidas a los mismos ahorradores que se buscaría proteger. Cabe preguntarse: ¿estas pérdidas serían superiores al 6.75% o al 9.99%?

Finalmente, la medida tiene visos de injusticia. Por un lado, los ahorradores chipriotas no tendrán la suerte de los ahorradores de otros países, como España, que no vieron mermados sus depósitos. Por el otro, los pequeños ahorradores, que tienen una nula relación con los oligarcas rusos, perderán el 6.75% de sus depósitos, que estaban supuestamente asegurados, mientras que otros usuarios con acceso a fondos de inversión podrían proteger su dinero.

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