martes, 8 de marzo de 2016

Mujeres economistas y su influencia I

La Economía, como otras disciplinas de las ciencias sociales y naturales, es ampliamente dominada por hombres. En lo personal se refleja en que la mayoría de economistas de los que he recibido influencia son varones. Sin embargo, a lo largo de mi formación y de mi práctica me he encontrado con el trabajo de mujeres economistas. A continuación una lista de algunas de ellas.


1. Beatrice Webb (1953-1948)

En realidad, no tuve mucho conocimiento de Webb hasta que leí el libro La gran búsqueda de Sylvia Nasar (aquí mi reseña). No recuerdo referencias de ella en mis cursos de pensamiento económico. Siendo sincero, no creo que tenga una importante influencia entre los economistas actuales, más allá que una elección hecha por Nasar para su libro. Pero lo anterior no quiere decir no haya tenido relevancia en su época o que algunas sobre sus aportaciones puedan ser genuinamente recuperadas por los economistas.

Si bien realizó algunos estudios empíricos sobre pobreza y condiciones laborales, sus mayores esfuerzos los empleó en influir en el debate político de su época. Mujer de preferencias socialistas, propuso importantes reformas relacionadas con la implementación del estado de bienestar en Reino Unido (su documento más famoso es el Minority Report). Además, como integrante de la Sociedad Fabiana se vio involucrada en la fundación de la London School of Economics, institución clave en la formación de economistas en su país.


2. Rosa Luxemburg (1870-1919)

Como una pensadora marxista, recibí varias referencias de Luxemburgo cuando fui estudiante de licenciatura. Aunque tuve algunos acercamientos a esa línea de pensamiento (¿quién no lo ha tenido?), debo admitir que en la actualidad no tengo mayor influencia de ella u otros economistas marxistas.

Pero ese es mi caso. Sin duda, tanto su pensamiento como su activismo ha influido a otras personas. Y no cabe duda que Rosa Luxemburgo estuvo dispuesta a poner aspectos de su obra intelectual en práctica, hasta su trágica muerte.

Sobre su obra, una diferencia que recuerdo de Luxemburgo con otros teóricos marxistas es que consideraba que el capitalismo necesitaba de otros sistemas económicos para sobrevivir, por ejemplo, del colonialismo. Así, a pesar de que pensaba de que el capitalismo tenía dentro de sí la semilla de su propia destrucción, podría arreglárselas para sobrevivir ya que mediante el imperialismo podría apoderarse de economías no capitalistas o primitivas.


3. Joan Robinson (1903-1983)

Creo que la primera economista que fue una especie de superestrella de la profesión fue Joan Robinson. La atención que recibió su trabajo y su actitud polemista contribuyeron para ello. Probablemente no estoy exagerando al decir que todavía hoy en día sigue siendo la mujer economista más famosa de la historia.

No soy un experto en Joan Robinson, pero dividiría su trabajo en dos vertientes. La primera, microeconómica, se trató de desarrollar una teoría de la competencia imperfecta. La segunda, digamos que macroeconómica, versó sobre teoría de crecimiento económico y acumulación de capital.

En Teoría de la competencia imperfecta (1933), Robinson, utilizando el análisis neoclásico de la época, se propuso atacar la predilección por el modelo de competencia perfecta señalando que era mucho más común encontrar en la realidad situaciones de monopolio. A mi entender (espero que alguien me lo pueda aclarar), a ella le debemos la representación básica del modelo de monopolio presente en los libros de texto de microeconomía, con contribuciones como las formalización de la condición de optimización de ingresos marginales iguales a costos marginales y en comparar esquemáticamente los resultados de competencia perfecta y monopolio. En este sentido, sus contribuciones son duraderas.

Sin embargo, la autora más adelante indicaría que sus aportaciones iniciales fueron "erradas", pues se trataba de análisis estático. Lo que interpreto es que se refería a que el análisis neoclásico era estático y que perspectivas dinámicas, más cercanas al marxismo, eran más promisorias.


4. Elionor Ostrom (1933-2012)

Conocí el trabajo de Elinor Ostrom cuando había concluido la maestría y me involucré en algunos temas de Economía Ambiental. Me acerque a su trabajo mediante El gobierno de los bienes comunes. La evolución de las instituciones de acción colectiva. Recuerdo que conforme avanzaba en la lectura pasaba de una actitud de "ésto lo han dicho mejor y probado formalmente teóricos de juegos" a considerar que había en el fondo algo original.

Como escribí en un post anterior, un mensaje importante de su obra es que pueden haber otras formas de organización más allá de lo que los economistas consideramos que es el "mercado" o el "Estado". De su trabajo interpreto dos preocupaciones: a) el "mercado" puede comprender formas de organización o de realizar transacciones que normalmente no pensamos como propias de él, pero que sí lo son; y b) los mecanismos centralizados en ocasiones impiden pensar en formas posibles de organización.

Ostrom, la única mujer ganadora del Premio Nobel de Economía, fue polítóloga. Al parecer fue disuadida de estudiar un doctorado en Economía.


5. Marilda O. Sotomayor (1944) y Gabrielle Demange (?)

Hace algunos años, al final de la maestría, me tomé muy en serio estudiar sobre los mercados de emparejamiento o asignación bilateral (two-sided matching markets). Leí con la mayor disciplina de la que era capaz el libro Two-Sided Matching: A Study in Game Theoretic Modeling and Analysis (Alvin Roth y Sotomayor, 1990), así como los papers MS Machiavelli and the Stable Matching Problem (David Gale y Sotomayor, 1985), Some Remarks on the Stable Matching Problem (Gale y Sotomayor, 1985), The Strategy Structure of Two Sided Matching Markets (Demange y Gale, 1985), A Further Note on the Stable Matching Problem (Demange, Gale y Sotomayor, 1987), The College Admission Problem Revisited (Roth y Sotomayor, 1989), entre otros.

En retrospectiva, y amén de hacer una reflexión más profunda algún día, ¿qué aprendí de los mercados de emparejamiento bilateral?

Primero, implicó para mí una nueva forma de ver los mercados, En particular, me ayudó a comprender la variedad de maneras en que funcionan los distintos mercados, así como las reglas o incentivos que hacen que algunos trabajen y otros no. Al aproximarme al estudio de los mercados como si fueran mecanismos (en sentido casi literal) fui consciente de que todos son diferentes. Corolario: refiné mi conclusión de que la planificación central funciona bajo supuestos muy fuertes y que los mercados requieren reglas para hacer bien su trabajo.

Segundo, empecé a ver mercados donde antes no percibía que había o podía haber. Ejemplos de ellos son las asignación de estudiantes a escuelas y universidades, o de médicos residentes a hospitales o, incluso, el tabú de un mercado de trasplantes de órganos. Corolario: entendí que hay razones institucionales o de preferencias (repugnancia) que hacen que no se formen mercados como los conocemos tradicionalmente, pero que ello no impide que su lógica pueda funcionar de alguna manera.

Tercero, una consecuencia del estudio de esta rama es que necesariamente adquieres una visión práctica de la profesión del economistas. Se trata de esta idea, no sé si arrogante, de que el economista puede ir casi, casi con una caja de herramientas a tratar de solucionar un problema mediante el diseño de un mercado. Corolario: viví en carne propia que no siempre nos hacen caso... y no está mal. Finalmente hay otras lógicas y formas de ver los problemas.

Sotomayor es matemática de formación y creo que Demange tiene el doctorado en Economía.

***
Continuará

No hay comentarios:

Publicar un comentario