sábado, 7 de noviembre de 2020

Max Weber sobre la administración del gobierno y de las empresas privadas


Algunas ideas para ir afinando. Max Weber (1864-1920), en su obra póstuma Economía y sociedad (1922), estudió algunas diferencias entre la administración pública y la privada. En primer lugar, Max Weber señala que la burocracia (pública) es una entidad política que tiene un poder sobre los "dominados" que proviene de su indispensabilidad e inevitabilidad por su mayor especialización y preparación profesional racionales que otras formas de organización. Weber equipara a la burocracia a una máquina:

“La superioridad puramente técnica de la organización burocrática ha sido siempre la razón decisiva de su progreso respecto de toda otra forma de organización. El mecanismo burocrático es a las demás organizaciones como la máquina es a los modos de producción no mecanizados” (véase la segunda reimpresión del FCE-España, pp. 730 y 731).

Con base en esta idea, Weber observa que en las expresas privadas se fueron adoptando modelos organizacionales ya existentes en el sector público. Sobre ello, acepta que, en algunas circunstancias concretas, la administración en el sector privado podría superar a la del público:

“Sólo los conocimientos técnicos de los grupos de intereses económicos privados en la esfera de los "negocios"' superan a los conocimientos técnicos de la burocracia. Ello es así porque el conocimiento preciso de los hechos pertenecientes a su esfera es vital para la existencia económica de los negociantes. Las estadísticas oficiales incorrectas no perjudican directamente los intereses económicos de los funcionarios culpables, pero los cálculos erróneos de una empresa capitalista se pagan con pérdidas, quizá hasta con su existencia. Después de todo, el "secreto", como medio de poder, está mucho mejor custodiado en los libros de un empresario que en los archivos de las autoridades públicas. Este solo motiva explica la limitación de las autoridades cuando intentan influir sobre la vida económica en la era capitalista. Frecuentemente, en la esfera capitalista, las disposiciones estatales adoptan una dirección inesperada e inintencionada, o devienen meras quimeras en razón del conocimiento técnicamente superior de los grupos de intereses” (p. 746).

A pesar de esta observación, Weber, hace aproximadamente un siglo, parecía favorecer la noción de que la burocracia era básicamente un modelo de organización que podría funcionar adecuadamente tanto en los sectores públicos y privados, pero notando que algunos de sus contemporáneos sí establecían diferencias: 

“La idea de que la actividad oficial burocrática y la actividad burocrática que tiene lugar en los negocios privados son cosas esencialmente distintas entre sí, es propia de la Europa continental y, en oposición a nuestras costumbres [alemanas], es completamente extraña a los norteamericanos” (p. 718).

La idea (todavía) extendida de que el sector privado es siempre más "eficiente" que el sector público por lo menos no la encontramos en Weber.


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