lunes, 14 de agosto de 2017

Poder de mercado en Yucatán en la década de 1980 / Parte II

Desmantelamiento de las instalaciones de Siderúrgica Yucatán.

En el siguiente cuadro se indican los tipos de monopolios de Luis Alfonso Ramírez Carrillo, así como algunos comentarios propios:

Tipo
Comentario
a)      “Monopolios que el Estado ha efectuado durante muchos años”, como la cordelería (Cordemex) que fue privatizada en 1991.
La cordelería era una industria en la que convivía una empresa dominante de capital público con empresas privadas mucho más pequeñas. La privatización de 1991 fue una especie de “mini-Telmex”. Cordemex tendría poder de mercado en aquella época.
b)    Las fábricas de empresarios tradicionales que puede aprovechar de manera “natural” la expansión del mercado interno en el sureste, especialmente presentes en las industrias del vestido y los alimentos.
En la industria del vestido, siguiendo la información de Carrillo Ramírez, no parece claro que existiera dominancia. Pero hay que tomar en cuenta que una industria está conformada por mercados, así que a pesar que en términos globales la información no daría cuenta de problemas, a nivel de mercados la situación podría ser diferente. Por ejemplo, considerando la industrial de los alimentos, en ese entonces -previo a su fusión- el mercado de pan de molde era controlado por la Panificadora Trevi mientras que Bimbo era casi inexistente en Yucatán.
c)     Los “monopolios construidos, más que en base en su antigua presencia, por las relaciones políticas, los contratos personales y un manejo preferencial de la corrupción”. El autor puso como ejemplo a las mayores empresas de la industria de la construcción.
Estamos frente a lo que en términos actuales se conoce como crony capitalism. Ello es además un problema de Estado de Derecho.
d)     Los “monopolios que se han establecidos en la región mediante alianzas y sociedades de capital de distintos empresarios, que suelen estar emparentados, para competir con los grandes monopolios nacionales” (cursivas propias). Estas serían las alianzas empresariales formadas entre familias pertenecientes a sus respectivas “castas”: la “casta divina” o la “casta beduina” (comunidad libanesa).
Parece tratarse de alianzas de incumbentes locales que, por un lado, al formarse adquirieron o incrementaron el poder de mercado de sus integrantes y que, por el otro, trataron de esta manera resistir o disuadir la entrada de nuevos competidores.
e)     Los monopolios que surgieron de manera “accidental”, que fueron “resultado indirecto de otro tipos de estrategias para la adquisición de empresas por parte del capital financiero”. El ejemplo es el de la empresa siderúrgica de Yucatán.
No queda claro a que se refiere con “accidental” y no conozco como se relaciona Siderúrgica de Yucatán en este caso en concreto.
f)       Los “monopolios nacionales en la región”, los cuales divide en dos tipos: i) “las filiales nuevas de corporativos que operan en todo el país” y ii) “las grandes empresas locales que pasan a ser controladas mediante la compra total o mayoritaria de sus acciones por alguna gran firma nacional, en donde los capitalistas locales son desplazados totalmente  o quedan ubicados como socios minoritarios”. Para el segundo tipo el autor menciona a la Cervecería Yucateca que quedó bajo control de Cervecería Modelo, la Embotelladora Peninsular que quedó como concesionaria de Coca Cola o Panificadora Trevi adquirida por Bimbo.
Sobre el inciso i), si se trata de un maverick que viene a competir con un incumbente, no veo inicialmente un problema de competencia.

En cuanto al inciso ii), entiendo que en algunos casos se trataron de sustituciones de una empresa por otra, por ejemplo, un monopolio (literal) por otro. Otros casos se trataron de una empresa local que fue adquirida por otra nacional que llevó a la creación o incremento de poder de mercado. A menos que se invocara una tema de failing firm sería complicado que estas últimas fusiones fueran autorizadas automáticamente por una autoridad actual de competencia económica.

En términos generales, la intuición del autor sobre los problemas con los diferentes tipos de “monopolios” parece fundamentalmente correcta, por lo que su artículo es valioso para entender la situación de competencia que había en Yucatán en una época en el que todavía no existía una legislación de competencia económica.

Observo que el tono de Ramírez Carrillo es preocupado. Era pesimista de que en Yucatán las únicas empresas que pudieran ser exitosas en la “modernización económica neoliberal que pretende el régimen salinista” y que ello llevará a una situación que mantuviera y reforzará la elevada concentración de los mercados. Y pronosticaba:
Por ello es razonable pensar que el perfil de Yucatán para el año 2000, en el aspecto industrial, continúe con las tendencias que ya se han planteado desde antes de la aceptación del tratado [el TLC o NAFTA], que son el predominio de los grandes monopolios regionales  […] Yucatán al igual que todo el sureste de México, tendrá que esperar muchos años para una opción industrial a gran escala.
La predicción para el 2000 parece cierta y probablemente lo siga siendo para el Yucatán de hoy, pero me pregunto que si eso es necesariamente malo.

Además de la problemática industrialización del estado, se perciben preocupaciones de otro tipo por parte Ramírez Carrillo: la existencia de un poder económico que no tenga contrapesos políticos y el efecto de los “monopolios” sobre el bienestar de la población.

Sobre la primera, el trabajo de Ramírez Carrillo se enfocó a estudiar a las empresas yucatecas a partir de sus vínculos familiares o de grupo social, lo que redituó en una interesantísima producción editorial sobre los avatares económicos y políticos de las castas divina y beduina en Yucatán.

Sobre la preocupación por el bienestar del consumidor, me parece pertinente hacer un comentario sobre la visión dominante entre los economistas yucatecos por ese entonces. Por lo menos hasta una década después de Empresarios y monopolios regionales: el escenario de la industrialización en Yucatán, los economistas del estado compartían la preocupación por el rumbo que estaba siguiendo la industrialización del estado -empresas locales menguantes ante un proceso basado en la industria maquiladora y sin la existencia de encadenamientos productivos- pero parecían tener muy poco interés en estudiar los efectos de la elevada concentración en el bienestar de los consumidor. Supongo que los economistas de la época estaban muy influenciados por una visión desarrollista -ver post previo aquí- que ponía el énfasis en la producción más que en el consumo, y que lleva a preferir tener una política industrial fuerte que forme “campeones estatales o regionales”.


En lo personal me gustaría leer un análisis sobre la transformación de los mercados en Yucatán y cómo ello afectó el bienestar de los consumidores. Creo que es una historia que debería ser contada.

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