Parece un tema improbable. El 80 aniversario de Mario Vargas Llosa es el pretexto para retomar una entrevista (pdf) de 1990 que me sirvió de insumo para una entrada antigua sobre Rudi Dornbusch. En dicha entrevista el economista se refiere a líderes latinoamericanos de ese entonces. En concreto, creía que América Latina enfrentaba la elección entre los modelos de Carlos Salinas de Gortari, Vargas Llosa y Alan García.
El modelo de Alan García era básicamente el "populismo económico" y es descartado:
La estrategia de Alan García creo que es claro que está en la bancarrota. Si no se puede financiar más que imprimiendo dinero no se va a llegar lejos.En cuanto al de Vargas Llosa, al que Dornbusch no le asigna una denominación (¿quizá "neoliberalismo" o "fundamentalismo de mercado"?):
El modelo de Vargas Llosa consiste en la promesa de que el mercado resolverá todos los problemas. Cada país industrializado sabe que eso no es verdad. Creo que esto es muy riesgoso, pues si se va en esa dirección se tiene una violenta redistribución que no es políticamente sostenible.En otra parte abunda:
Hay un terrible peligro de que Vargas Llosa cree un sueño de carácter extremo basado en el libre mercado en el Perú. Existe un gran riesgo de que la gente invente una visión del Estado que sea absolutamente negativa, de que el Estado sea hecho a un lado porque ha tenido una mala reputación. Veo como un gran riesgo el que la América Latina es mucho como un péndulo. Y no se detiene a la mitad del camino.Sobre el modelo de Salinas de Gortari, al que tampoco Dornbusch le pone una etiqueta en la entrevista (¿"neoliberalismo" o "liberalismo social"?):
El tercer modelo es el de México, donde se comienza con realismo diciendo que hay que moverse pero en una carrera de larga distancia, y eso significa que se debe tener apoyo político para la reforma, que hay que contener la redistribución, que hay que trabajar realmente duro en impuestos para obtener el dinero que se requiere. Se tiene que crear un consenso, abrir las ventanas y arrojar las viejas estructuras, pero siendo cuidadosos de no tirar todo al aire porque no sabríamos cómo armar las piezas nuevamente cuando caigan.Dornbusch tenía clara la opción adecuada:
La elección real es entre Vargas Llosa y Salinas. Si yo tuviera que viajar en un avión no tengo duda que me gustaría que Salinas fuera el piloto y no Vargas Llosa, porque Vargas Llosa diría en el momento crítico: "tomemos los paracaídas y saltemos, pero no le digas a los demás". Ha vivido en España la mayor parte del tiempo.Como puede verse, Dornbusch se decantó por el modelo que a su juicio balanceaba el mercado y el estado; el que a la vez era prudente y factible política y fiscalmente. Una tercera vía, como siempre, con puras cosas buenas. La entrevista fue en México pero algunos pensarían que el nombre de Carlos Salinas bien podría ser sustituido por el del entonces casi desconocido Alberto Fujimori. Quizá ello habla mucho de lo que Perú experimentaba en 1990.